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jueves, 27 de octubre de 2011

Aprender a aprender

En El valor de educar, su autor Fernando Savater, habla de una educación en la que deben aparecer ciertas capacidades abiertas y cerradas (de las que podemos tener un dominio infinito o finito), distinguiendo la habilidad (abierta) de aprender como la más necesaria y humana de todas. Así, lo importante será enseñar a prender.

Aprender a aprender se define como la capacidad para persistir y organizar el propio aprendizaje, incluyendo la identificación de oportunidades, la habilidad para superar obstáculos, o la búsqueda y obtención de nuevos conocimientos y una guía.
Para ello será necesario construir un conocimiento reutilizando aprendizajes y experiencias anteriores, pero no se trata de enseñar únicamente determinados recursos que ayuden a planificar y desarrollar una tarea, sino de acompañar al alumno desde el inicio de su escolaridad en un proceso que le permita conocerse como aprendiz, aceptarse y aprender a mejorar (sentirse capaz). Pero… ¿cómo enseñar a aprender a aprender?

En los primeros niveles podemos comenzar a instaurar el interrogante por los objetivos, los pasos a dar, el resultado (bien o mal), soluciones, qué nos gusta más de aprender o qué nos resulta más difícil; sin olvidar que la acción es lo esencial en estas edades.

Después, aparecen algunos principios metodológicos relevantes que responden a la pregunta:

Es importante explorar las concepciones de docentes y alumnos sobre el aprendizaje, (como las creencias sobre la inteligencia), para que estos tomen conciencia de sus pensamientos y sean modificados si son excesivamente simples.

Esta capacidad también implica enseñar al alumnado a regular sus propios procesos de aprendizaje (planificar, supervisar y evaluar su comportamiento en una tarea). Así, debemos preguntarnos por los objetivos antes de comenzar, y es tarea de los docentes hacer explícitas las metas y los criterios de calidad; debemos centrar la atención en saber si el camino emprendido se adapta a los objetivos y que soluciones podemos tomar si no es así; y verificar si nuestras respuestas son plausibles y reflexionar sobre lo que hemos aprendido.

Ayudar a los alumnos a que realicen atribuciones adecuadas de sus éxitos o fracasos, que atribuyan los resultados de su proceso de aprendizaje a causas modificables bajo su control.

La escritura epistémica pone de manifiesto la gran capacidad del lenguaje para hacer explicitas ideas y conocimientos que tenemos pero que no sabemos que tenemos o que se “aclaran” al expresarlas. Al verbalizar lo que vamos pensando, se ordenan las ideas porque se toma conciencia de ellas. Así, deberemos incentivar tareas de lectura y escritura reflexiva en todas las materias.

El trabajo colaborativo nos conduce a explicarnos frente a nosotros mismos y los demás, a controlar y a inhibir nuestras respuestas y a ser flexibles para adaptarnos a la situación y al grupo.

Es necesaria una evaluación que además de servir al profesor para regular la enseñanza le permita al alumno autorregular su aprendizaje. Para ello, el estudiante debe ser capaz de identificar cuándo aprende y cuándo no, y saber qué le ayuda de todo lo que hace.


“El arte de enseñar a prender consiste
 en formar fábricas y no almacenes”
Jaime Balmes


La tarea no es fácil, pero nadie dijo que lo fuera


S


1 comentario:

  1. Señores!me parece un video bastante enriquecedor!Muestra claramente la recompensa del esfuerzo y la dedicación, el caer y levantarse y el no empequeñecerse ante dificultades que nos presenta el aprendizaje. Admiro a las personas que jamás se rinden incluso ante limitaciones que en ocasiones pueden ser graves! Gracias por esta aportación, yo creo que el mundo visto a través de un dibujo animado transmite mucho más!

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